domingo, 30 de diciembre de 2012

Cine en HD: Berberian Sound Studio (2012) - Director: Peter Strickland

No es ninguna novedad que muchos de los mejores títulos de cada año no llegan a las pantallas locales. Ya hace tiempo uno se ha acostumbrado a dividir sus listados de fin de año en dos: cine estrenado comercialmente y cine visto en festivales. En realidad, la división directamente debería ser de cine que se estrena y cine que no se estrena. Además de festivales, están los downloads, torrents, directo a DVD, formatos de streaming varios: muchos de los mejores títulos que uno ve los encuentra de esa manera. No queda otra. El mercado cinematográfico argentino no deja otra opción.

Así que para dar cuenta de esos otros títulos que uno ve “de otras maneras” he decidido implementar esta sección a la que no se me ocurrió mejor título que NO-ESTRENOS (“Cine-Off” era otra opción, pero no me convencía). Son películas que no vi en festivales (o porque nunca me las crucé, o se me pasaron de largo, o directamente porque no fueron), pero que son demasiado buenas como para no cubrirlas. Este año hay una que sin duda estará al tope de mi lista de mejores: MARGARET, de Kenneth Lonergan. Y acabo de sumar un par que voy a ir desgranando en los próximos días. Tal vez, finalmente, algunas de estas películas se terminen por estrenar. Pero eso ya es otra historia…

Una de estas películas es BERBERIAN SOUND STUDIO, de la que me habían hablado muy bien los que la vieron (se dio en la Viennale, entre otros festivales) y que me intrigaba muchísimo. Por un lado, por ser del director de KATALIN VARGA, extrañísima película de terror que transcurre en un pueblito de Transilvania. Por el otro, porque su tema me interesaba mucho. Resumiendo, es la historia de un ingeniero de sonido británico que viaja a Italia en 1976 para trabajar en una película de terror del mítico género conocido como “giallo” (las de Dario Argento, Mario Bava, Lucio Fulci, etc.).

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Toby Jones encarna a Gilderoy, el personaje en cuestión, un hombre tímido y circunspecto, de poco hablar y modos muy civiles, un inglés de Surrey que se especializa en hacer sonidos para documentales de medio ambiente. El hombre es convocado por un productor de apellido Santini (nombre ficticio) para aportar sus talentos a una película de horror que trata, en apariencia, sobre brujas, monjas poseídas, escenas de sexo sangrientas, enanos, duendes y otras yerbas. Digo “en apariencia” porque, salvo los extraordinarios créditos de apertura de ese filme (que se llama THE EQUESTRIAN VORTEX), jamás vemos la película que Gilderoy y su equipo sonorizan. ¿O sí?

El trabajo que ellos hacen es el que se hace en la posproducción de muchos filmes: doblaje de sonidos ambiente, ruidos, ecos, efectos, también diálogos pero especialmente gritos, muchos y muy espeluznantes gritos. Para el atildado Gilderoy la experiencia de trabajar en el Estudio Berberian es un shock. No sólo por la crudeza y violencia de la película que se hace allí sino por la forma en la que se hace, por la gente que allí conoce, típicas personalidades del cine de explotación (productor chanta que pone a su novia en el elenco, director agresivo, secretarias ineficientes, clima de descuido general), con el agregado de que son italianos, opuestos en su forma de actuar al modosito Gilderoy.

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La película bebe claramente de referentes como PEEPING TOM, de Michael Powell, y especialmente de esas películas en las que lo que los protagonistas escuchan (o creen escuchar) termina haciéndolos enloquecer, como LA CONVERSACION, de Francis Ford Coppola y BLOW OUT, de Brian de Palma, ambas deudoras del BLOW UP, de Michelangelo Antonioni, aunque allí la desorientación era fotográfica/visual y no auditiva.

La influencia del “giallo” es, si se quiere, menor en lo formal. Strickland no quiere hacer una película de terror sobre un hombre que trabaja en películas de terror, sino explorar ese universo de manera cada ve más disonante, marcando los choques entre el mundo de sangre y torturas de la ficción y uno que, en el estudio, consiste en hacer ruidos cortando repollos, golpeando sandías o haciendo ecos con lamparitas, radiadores y objetos extraños. Ese “choque” cultural y audiovisual irán haciéndole perder las formas y los modales a Gilderoy, que empieza a sentir mentalmente los efectos de su nueva vida y pronto le costará diferencias realidades y ficciones. Y a nosotros también.

La última media hora del filme es, sin duda, la que dividirá las aguas entre fans y no tanto de esta película. Da la impresión de que Strickland va llevando a Gilderoy hacia la violencia (una actriz le cuenta cómo el productor abusa de ella, la secretaria se niega a devolverle la plata del pasaje de avión, el director lo maltrata y agrede), pero el camino que toma tiene más que ver con la locura y con un recorrido narrativo más afín al cine de David Lynch que a los referentes antes citados. La trama se quiebra de la misma manera que Gilderoy y los espectadores no podrán reconocer bien qué es lo que está pasando (algún eco de BARTON FINK hay también por ahí). De hecho, uno podrá dudar si está pasando realmente algo o todo está en la afiebrada cabeza de nuestro cada vez más confundido protagonista.



Strickland se juega con eso a dejar a mucha gente afuera y lo mismo pasa con su decisión de no hacer (a la manera de BLOW OUT), una película del todo de terror. Lo suyo está más cerca de la experimentación, por lo que el homenaje queda en un segundo plano: el personaje vive en ese universo, pero no necesariamente en ese género. De cualquier modo, las citas (los diálogos de las chicas que doblan el filme, los anuncios de quien narra de qué trata cada escena de THE EQUESTRIAN VORTEX) dejan en claro que el mundo es ése y no puede ser otro.

Hay algo muy reconfortante en la descripción de ese universo de grandes aparatos analógicos, de trucos caseros, de efectos de sonido armados con ecos y perillas llevadas al extremo. Lo mismo en los títulos y en ese lynchiano cartel que pide SILENZIO (así, en italiano, idioma que se habla tanto o más que el inglés en el filme) cuando se graba. La realidad física de la película hecha y la que se posproduce son palpables y eso es, en parte, lo que afecta al personaje. Resulta muy difícil imaginar una situación similar con alguien haciendo hoy esos mismos efectos de manera digital.

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Algo similar sucede con el trabajo sonoro (y visual) de BERBERIAN SOUND STUDIO, que usa muchos recursos de la época (distorsiones y fueras de foco, saturación de colores, música electrónica y así) para crear ese clima misterioso, de comedia negra que va oscureciéndose cada vez más. Las famosas bandas sonoras del “giallo” (con músicos que van de Ennio Morricone a Bruno Nicolai, Riz Ortolani o la banda prog italiana Goblin, que hizo la música de varios filmes de Argento) se cuelan, indirectamente, en la banda sonora compuesta por la banda inglesa Broadcast. Es un mundo, el del “giallo”, homenajeado con cariño y cierta distancia, y si bien muchos de los que trabajan allí no quedan del todo bien parados, no hay que olvidar que todo está visto desde la exagerada y confundida perspectiva de este tímido caballero de provincia metido en varios mundos que le son ajenos.

Como con KATALYN VARGA, Strickland prueba ser un tipo de cineasta inglés bastante raro, alguien que mira el mundo por fuera de la insularidad geográfica de su país. La cultura inglesa define, claramente, al personaje que tan bien encarna Toby Jones, pero el interés de Strickland está en el choque con lo que pasa más allá de las fronteras locales. Pero nunca intentando hacer sociología de choques culturales, sino manejándose dentro de la especificidad del mundo del cine y de sus arquetipos. No hay exteriores en el filme. No hay… realidad.

Hacer que las películas sean -o parezcan- un todo implica la suma de cientos de pequeñas partes y la combinación de muchos trabajos específicos. BERBERIAN SOUND STUDIO se toma el trabajo de deconstruir parte de ese proceso y, en el interín, desarmar mentalmente a su protagonista, al género y, si logra ser convincente, al espectador también.

BluRay 1080p Berberian Sound Studio 2012 1080p BluRay DTS x264 PublicHD
BluRay 720p Berberian Sound Studio 2012 720p BluRay DTS x264 PublicHD



La sublimación del giallo

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El giallo fue un género típicamente italiano que nació de la destrucción de los mecanismos del thriller anglosajón; su tempo preciso y su guion de relojería saltaron por los aires en favor de una apuesta decidida por los aspectos más irracionales del sexo y el horror. En el giallo no importaba tanto el guion, de hecho, no importaba en absoluto, y sí que importaba, y mucho, la puesta en escena, el color, el movimiento y la imagen. Una película era mucho más que la historia que contaba, era casi un ritual de sangre, objetos afilados y fetichismo. Berberian Sound Studio tiene algo de esta dicotomía entre racionalidad y sangre que dio lugar a este género irrepetible. Pero también es un viaje alucinado al interior de los mecanismos del cine, una pesadilla abstracta de sonido y locura, y una oscura comedia negra.
Marta Torres | Estamos en los años setenta, en plena eclosión del giallo. Gilderoy (Toby Jones), un maduro montador de sonido inglés, que vive aún con su madre y pone el sonido a insulsos documentales sobre la naturaleza, viaja a Italia para encargarse del montaje de sonido de El vórtice ecuestre, del misterioso director italiano Santini. Una vez en Italia, descubrirá que se trata en realidad de un filme de horror –en realidad creía que se trataba de un filme de caballos–, en una revelación que tiene algo de pérdida grotesca de la inocencia. En seguida se sentirá acorralado en el oscuro mundo de la productora de sonido, sometido a cortes de luz inexplicables y rodeado de hermosas mujeres que apenas entienden su idioma y de hombres de arrebatos violentos e incomprensibles. Sin apenas entender una palabra, Gilderoy pasa los días montando escenas violentas y extrañas de una película que, como espectadores, hemos de imaginar a través del sonido y de su montaje: los gritos de las mujeres asesinadas, las imprecaciones de las brujas, la música y los machetazos a frutas que imitan la textura de la carne y sus jugos. No es la primera vez que se recurre al poder evocador del sonido a través de un personaje que se dedica a su montaje –ya lo hizo Brian de Palma en Blow Out (1981) o Francis Coppola en The Conversation (1974),- pero sí es la primera vez en que la apuesta es tan radical y abstracta [1].

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Se lo debemos a Peter Strickland, director y guionista inglés de cine independiente que firma con Berberian... su segunda película, la primera era un filme rural de bajo presupuesto rodado en Hungría llamado Katalin Varga que no comparte con la película actual ni tono ni ambiciones. Strickland hizo una versión reducida de Berberian Sound Studio en el año 2005, en la que ya aparecía su oscura fascinación por los procesos cinematográficos al describir con obsesión casi fetichista los instrumentos y aparatos que hacían posible la edición analógica. Mesas de sonido, cintas, reproductores, micrófonos y bobinas se convierten en instrumentos al servicio del horror y en un reverso desconocido del cine que todos conocemos. Parece que la película nos esté desvelando un secreto oculto que no habíamos visto hasta ahora y que sólo es visible, precisamente, en ausencia de imágenes.
El círculo ecuestre se convierte de este modo en una sublimación exacta del espíritu del giallo, Como nunca se concreta en imágenes que veamos en pantalla, proyectamos en ella los horrores de Fulci y la poesía oscura de Bava, la sofisticación violenta de Argento y la sensualidad de Margheriti. Todo se condensa en una hipnótica abstracción de sonido y frutas machacadas, de peligrosa apariencia carnal que tanto incomodan a nuestro recatado montador inglés, que ve en todos estos elementos una sutil pero firme amenaza.
Berberian Sound Studio se sirve de los misteriosos mecanismos del ritmo para crear un atmosfera opresiva de aires kafkianos que transcurre íntegramente en las oscuras oficinas y en las salas de sonorización de este estudio de sonido, que nuestro protagonista no abandonará jamás, aceptando sus leyes incomprensibles y esquivando, en vano, sus trampas, hechas tanto del terror de la película que producen como de la perversa explotación a la que el director somete a sus empleados, actrices incluidas. La sensación es que Gilderoy está prisionero, tanto de su contrato como de la película en la que trabaja y que se va infiltrando, como un veneno oscuro, en su cerebro hasta que su lógica anglosajona se ve literalmente avasallada por las miasmas terroríficas de un país desconocido.

[1]. Para saber cómo se trabajó el sonido en la película pueden consultar este interesante artículo escrito por el director.









Filmografía de Peter Strickland


ENLACES/FUENTES:
http://www.elterrortieneforma.com/2012/11/berberian-sound-studio-2012.html
Textos: http://micropsia.otroscines.com/2012/12/no-estrenos-berberian-sound-studio-de-peter-strickland/ 
http://peterstrickland.blogspot.com.ar/
http://publichd.se/index.php?page=torrents&search=berberian&active=0
http://tomvonloguenewth.blogspot.com.ar/2012/11/berberian-sound-studio.html 
http://www.cinemaldito.com/berberian-sound-studio-peter-stickland/
La sublimación del giallo: http://www.judexfanzine.net/v3/fitxa.php?id=2027
http://www.youtube.com/user/ArtificialEyeFilm/videos?query=Berberian+Sound+Studio
http://www.youtube.com/results?search_type=videos&uni=3&search_query=Berberian+Sound+Studio&high_definition=1

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