Les Diaboliques es una película del año 1955 de H.G Clouzot, obra maestra del cine de intriga y obra pionera del género, que el mismo Alfred Hitchcock reconoció como gran influencia fundamental en su obra.
La película cuenta la historia de Nicole y Christina, dos mujeres que desempeñan distintos papeles en la vida de un solo hombre. Son respectivamente la amante y la esposa de Michel, el director de una escuela. Las dos mujeres cansadas de la situación de los malos tratos de Michel, se ponen de acuerdo para acabar esa situación, como sea…
La película mantiene de inicio a fin un ambiente de alta tensión, alcanzando en los momentos finales los momentos más gloriosos del filme. Con una música muy bien cohesionada, que trabaja al mismo tiempo del filme y resalta los momentos que se requiere mayor tensión. Una excelente dirección con tomas increíbles y actuaciones de lujo, encabezadas por el trío principal Simone Signoret, Véra Clouzot y Paul Meurisse.
La película tiene muchos giros, lo mejor es irla deleitando personalmente y disfrutar de una de las mejores películas del género. Los momentos finales son gloriosos y el final es una maravilla (eso le queda pequeño). Cine clásico francés para revisar y disfrutar.
iNo sea diabólico! ¡No revele a sus parientes y amigos el desconcertante
final del enigma cinematográfico mas diabolico de todos los tiempos!
¡Otro exito de Henri Clouzot, el famoso director de “Manón” y “El
salario del miedo”!
Las décadas gloriosas de Hollywood, las de los años 30 y 40 del pasado
siglo, no alumbraron, en lo sustancial, ningún género nuevo, pero sí que
delinearon y amoldaron un buen número de ellos, hasta dotarlos de una
consistencia y unas señas de identidad con las que ya quedaron definidos
de una manera clara y rotunda.
Entre ellos, muy especialmente, el
cine negro, cuyas muestras cimeras se ubican en dicho periodo,
contribuyendo con ello a que, dicho género, sea contemplado como un
producto genuinamente americano.
Pero en Europa se aprendía rápido y
bien, y no faltaban cineastas dispuestos, con toda valentía, a afrontar
el suspense criminal como una asignatura en la que probar suerte.
A
partir de los años 60, la representación de la mujer en algunos textos
fílmicos ha dejado de ser una figura sublime, para convertirse en una
imagen del horror.
Esto es, el cuerpo femenino se ha transformado en el receptáculo del goce del psicópata.
El relato fílmico se construye, tanto a nivel de historia como de discurso, bajo la mirada gozosa del psicópata.
De
tal forma, la estructura narrativa está sujeta a la mirada siniestra de
este “personaje-héroe” que ejerce todo tipo de violencia-perversa sobre
el cuerpo femenino y la familia.
El perverso narcisista es una persona sin capacidad de empatía real.
Su empatía es más bien utilitaria, pues sólo reconoce las necesidades del otro en la medida que sirvan a su propio beneficio.
Las relaciones de acoso que establecen los perversos narcisistas se desarrollan en 2 fases:
Primero la seducción y luego la violencia.
La seducción se produce a través de un proceso de influencia y dominación.
En
este proceso de seducción en una sola dirección, el perverso procura
fascinar sin ser descubierto, a través de una conjura de la realidad y
una manipulación de las apariencias.
El dominio se produce a través
de 3 ejes de control, que tienen un componente destructor, que anula el
deseo y la especificidad de la víctima:
1. Una acción de apropiación mediante el desposeimiento del otro.
2. Una acción de dominación que mantiene al otro en un estado de sumisión y dependencia; y
3. Una acción de discriminación que pretende marcar al otro.
Por
su parte, la violencia del perverso es indirecta, no deja marcas
físicas ni heridas, pero sí daños psicológicos que pueden ser de por
vida.
Esto constituye un tipo de acoso moral, es decir una
repetición frecuente, intencionada, indirecta e invisible,
convirtiéndose en algo netamente diabólico.
Este último término se
aplica a la cosa o persona que tiene o muestra una maldad muy grande,
que es muy difícil de entender, resolver o dominar, y cómo no; relativo
al diablo, excesivamente malo y amalgamado por la soberbia, de
naturaleza muy complicada
“Nous sommes des monstres, Dieu n'aime pas les monstres”
Les Diaboliques es una película de suspense y terror, dirigida, producida y coescrita en 1955, por Henri-Georges Clouzot.
Protagonizada
por Simone Signoret, Véra Clouzot, Paul Meurisse, Charles Vanel, Jean
Brochard, Thérèse Dorny, Georges Chamarat, Michel Serrault, entre otros.
Les
Diaboliques cuenta con un guión a cargo de Henri-Georges Clouzot y
Jérôme Géronimi, basados en la novela “Celle Qui N'etait Plus” (1952) de
Pierre Boileau y Thomas Narcejac.
Les Diaboliques se rueda en exteriores de Bressiure, Niart y Valle d'Arvay, Francia; y en Franstudio.
“Una pintura siempre es lo suficientemente moral cuando es trágica, y refleja el horror de las cosas que describe”
Con
esta maravillosa cita del escritor francés Jules Barbey d'Aurevilly
comienza lo diabólico de este relato, la perversidad del individuo en su
inagotable manifestación.
Les Diaboliques es un recorrido visual
por las distintas secuelas psicológicas del acoso moral, y las pasiones
que la conducen hacia ella, hasta que la llama de la vida se extingue
con cierta ambigüedad, dejando al “descubierto” lo sugestivo de su
trama.
De hecho Les Diaboliques puede ser considerada como seminal en lo que al terror psicológico se refiere.
La
gracia reside sin dudas en el libreto y, al mezclarse con buenos
ingredientes, el producto final es muy superior a la suma de sus partes.
Básicamente,
Les Diaboliques es una conspiración salpicada de toques sobrenaturales,
en donde el fin primordial es que, la víctima de turno, cometa un
determinado acto irracional después de un estudiado operativo para
enloquecerla.
Pero el componente fundamental es el aspecto pseudo-sobrenatural de todo el asunto:
El muerto que vuelve de la tumba, o la presencia fantasmagórica que acosa al homicida.
¿Se trata realmente de un fantasma, o es que el protagonista se está volviendo loco?
“Celle
Qui N'etait Plus” es la primera de las obras firmadas por Pierre
Boileau y Thomas Narcejac, publicada en Francia en 1952 y que fue
rápidamente traducida al inglés, convirtiéndose en un best-seller.
La
novela, que comienza con un crimen, acaba transformándose en una
compleja y tensa historia de intriga, en la que el protagonista
principal comparte los miedos y temores, que sufren también los
lectores, a medida que avanzan en la trama. Uno de los aciertos del
libro es la obsesiva narración de cada uno de los movimientos y acciones
que realiza uno de los protagonistas, remarcados por las preguntas que
van invadiendo su mente, y que son las mismas que nos hacemos quienes
quedamos atrapados en las páginas de la novela, imponiendo una fórmula
imitada por otros autores.
Dicen que Clouzot se le adelantó por unas
horas, después de que Sir Alfred Hitchcock hubiera hecho una primera
oferta a los escritores, quienes acabaron firmando con su compatriota.
Ilusionados
por haber llamado la atención del mago del suspense, los escritores le
prometieron al “Maestro del Suspense” crear una historia expresamente
para él.
Ese libro se tituló “d'Entre Les Morts” y acabó
convirtiéndose en la mítica “Vertigo” (1958) uno de los grandes clásicos
del cine.
Cito “Vertigo” (1958) porque, de alguna manera, viene siendo “hermana” de Les Diaboliques.
Es difícil explicar algún detalle del argumento de esta curiosa adaptación.
El
propio Clouzot se encargó de avisar, una y otra vez en la publicidad,
los avances e incluso en la misma Les Diaboliques, para que nadie
contara nada de la historia, mucho menos del final, y así la sorpresa de
los espectadores fuera total.
En Les Diaboliques encontramos una
fenomenal fotografía, en blanco y negro, de Armand Thirard, un hombre
con un gran trayecto profesional en el cine francés, y creando con la
cámara una atmósfera oscura y tenebrosa, lo mismo hay que decir de la
banda sonora, dirigida por Georges Van Parys, magnífica y angustiosa a
la vez.
Les Diaboliques es una obra artesanal sin efectismos ni sustos fáciles.
Un misterio que se va cociendo a fuego lento, preparando al espectador para un final incierto.
Todo
el relato exuda amoralidad por los 4 costados y, en todo caso, lo que
exime de la recriminación a la dupla de actrices Clouzot/Signoret es que
las mujeres se enfrentan a un antagonista mucho más despreciable que el
acto horrible que van a cometer.
Les Diaboliques es una autentica
obra maestra del suspense, con retorcido argumento que nos sacude con
sus morbosas variantes del género policial con toques de cine negro.
El
guión está magníficamente concebido, lleno de intensidad en sus
circunstancias y un desenlace con vuelta de tuerca incluida que deja
helado.
La puesta en escena es maravillosa, los actores están
soberbios en sus respectivos roles, la intriga y la elucubración se
hacen protagonistas, insoslayables, de uno de los thrillers de sangre
fría mejores forjados de la historia de la cinematografía universal.
Les
Diaboliques absorbe en todo momento con sus situaciones, donde nada es
como parece ser, donde se debe desconfiar hasta de su propia sombra,
porque es una gran equivocación confiar en el ser humano.
La
traición, la maquinación mortuoria, la tensión, y los nervios propios
del acecho psicológico de la conciencia, la vil mentira y la estrategia,
son los ingredientes que nutren a este menú cinematográfico de
primerísimo nivel.
Les Diaboliques crea una atmósfera terrorífica que
suma elementos de horror, violencia de género, dominación, traiciones,
infidelidades, sometimiento físico, autoritarismo, arbitrariedad, algo
de masoquismo y lesbianismo, como despotismo.
Abundan los malos tratos verbales contra los chicos, el personal de servicio y los profesores.
La situación se hace gradualmente insoportable.
“Qu'il y a des choses difficiles à avaler et c'est pas du poisson que je parle!”
Atendiendo
a la, no por lógica menos curiosa petición que el cartel final de Les
Diaboliques, después de su último plano, nos hace, me he abstenido, en
la sinopsis, develar el final de la historia:
Sería, en este caso por mandato expreso, una tremenda falta de educación, rayana en el “insulto cinematográfico”
La
acción principal tiene lugar en un colegio privado de provincias,
aislado, para muchachos internos, en donde se imparten clases del primer
ciclo de secundaria para chicos entre los 10 y los 14 años.
Christina
Delassalle (Véra Clouzot) es una acaudalada mujer de origen venezolano,
con graves problemas cardíacos, es la esposa de Michel Delassalle (Paul
Meurisse), un “bon vivant”, descarado y mujeriego, con el que comparte,
además de la dirección de un elitista, aunque un tanto venido a menos,
colegio privado.
La amante de Michel es Nicole Horner (Simone
Signoret), profesora del mismo colegio, una mujer de fuerte carácter y
presencia física poderosa y rotunda.
Ambas mujeres son víctimas
frecuentes de los desplantes, y malos modos de Michel, que no guarda
recato alguno en jugar a la vez con las dos, aun en presencia de los
internos y sus demás profesores.
Hartas de la situación, Christine y
Nicole deciden poner fin a la misma mediante el método más expeditivo
que se les puede ocurrir:
Eliminarlo físicamente.
Para ello,
trazan un plan perfectamente medido, cuya ejecución llevan a cabo sin
mayores contratiempos, hasta que los nervios empiezan a hacer mella, de
forma cada vez más acusada, en la asustadiza Christina, que es incapaz
de rehusar, inane ante los acontecimientos, a los poco claros servicios
que Alfred Fichet (Charles Vanel), un ex comisario jubilado que le
ofrece con no se sabe qué intereses, más allá de lo crematístico.
La
intervención de éste empieza a aclarar ciertos puntos, pero Michel, un
supuesto cadáver, empieza a aparecer, misteriosamente, cada vez en más
lugares... y hace que Les Diaboliques derive hacia un desenlace de puro
terror y suspense.
Así de entrada, Clouzot tomó las riendas de la producción haciendo cambios en la novela:
El primer cambio evidente con respecto al libro es el de roles:
El personaje enfermizo de la novela, Francisco Ravinel, pasa a convertirse en Christina.
El
propio director lo quiso así para ofrecerle el papel a su esposa, Véra
Clouzot, uno de los grandes aciertos de Les Diaboliques:
La actriz acaba llevando el peso de la historia hasta el sorprendente final.
Para
el personaje de Nicole se contrató a Simone Signoret, ya convertida en
mito cinematográfico, y que marcó un registro apropiado para darle mayor
suspense a la trama.
Paul Meurisse se hizo cargo del odioso Michel,
interpretación que le marcó para siempre con uno de los personajes más
detestables de la historia del cine.
Otro cambio importante fue el
del final, diferente y más apropiado para una historia, que ya resultaba
lo bastante polémica como para que, encima, se mantuviera el presunto
“happy end” de la obra original.
Clouzot se tuvo que enfrentar a la
censura en algunos países en los que se cortó parte del metraje para
tapar la tan descarada relación adúltera, y otros temas.
En el guión
escrito junto a Jérôme Géronimi, se evitó sin embargo, la relación
lésbica entre las protagonistas, ya que incluirla hubiera sido
desmesurado para el puritanismo de la época, con el “ménage à trois” ya
había suficiente para encender las hogueras.
Quienes quedaron satisfechos fueron Boileau y Narcejac.
Entusiasmados
con la adaptación, acabaron incluyendo una pequeña introducción en
ediciones posteriores del libro, justificando la labor del cineasta, al
ser, el cinematográfico, un lenguaje diferente que requiere de otros
recursos.
Tampoco debieron olvidar que el tremendo éxito cosechado
tras el estreno, junto a la polémica generada, reactivó las ventas del
libro haciéndoles ganar mucho dinero y convirtiéndoles en un filón
editorial.
“C'est toujours celui qui sait nager qui se noie.
Parce que celui qui sait pas il se tient loin du bord”
Entre
las anécdotas que circulan sobre Les Diaboliques destaca una
sorprendente coincidencia relacionada con Véra Clouzot, quien tuvo un
final idéntico al de su personaje.
Increíble el trío protagonista, empezando por Paul Meurisse, dando vida a Michelle Delassalle, un personaje sádico y violento.
Paul
Meurisse es el que destila egoísmo y crueldad por todos los poros, pero
lo camufla bajo una radiante máscara de falsa caballerosidad.
Simone Signoret, como Nicole, esa amante fría y decidida, brilla al servicio de una composición tan contundente como creíble.
La
Signoret es algo estoica, pero quizás sea eso lo que requiere el papel,
uno llega a la conclusión que, si no fuera por el déspota del marido,
estas dos mujeres jamás hubieran sido amigas en la vida real.
Véra
Clouzot, metida en la piel de Christina, esa esposa enferma y sumisa, la
“esposa del jefe”, no lo olvidemos, una mujer de aspecto frágil y
quebradizo, y de belleza serena, cuyo desvalimiento físico y afectivo,
mueve a la compasión casi permanente-
Aun que está bastante por
encima de sus evidentes limitaciones técnicas, Vera Clouzot parece una
versión más fresca y femenina de la Garbo, una lástima que repitiera la
historia del filme en la vida real, como cité, y falleciera del corazón a
los 46 años de edad, y en Les Diaboliques, compone a su personaje como
una mujer común y decidida, con raptos de flaqueza cuando debe lidiar
con un monstruo al que le teme.
Insuperables los 3, sin lugar a dudas.
Pero
también destaco al veteranísimo Charles Vanel, como Alfred Fichet cuyo
papel de viejo comisario retirado, servirá de catalizador para el
desenlace de ese inmenso barullo en que desemboca la trama, Vanel le da
ocasión para brillar, dentro de lo modesto y limitado de su aportación.
A
modo de curiosidad, uno de los alumnos del colegio, era ni más ni
menos, el que más tarde se convertiría en todo un fenómeno social de la
canción francesa, me refiero al mítico Johnny Hallyday, para algunos
incluso el equivalente francés de Elvis Presley, y aquí en Les
Diaboliques con apenas 12 años.
“La femme vertueuse se plait à contempler l'aurore, n'est-il pas vrai?”
¿Dónde radicaba, pues, su originalidad y, más acusadamente aún, su carácter transgresor?
Primero:
Clouzot no es Hitchcock, pero si Les Diaboliques la hubiera firmado Alfred Hitchcock, estaríamos hablando de su mejor obra.
Fundamentalmente, Les Diaboliques posee 2 aspectos importantísimos:
El
primero, el hecho de que las confabuladas sean las 2 mujeres, tengo mis
muy serias dudas sobre si ambas son tan diabólicas como el título
plantea, o más bien estamos ante una “diabolizante” inductora y una
“diabolizada” inducida, como parece marcar el dibujo de carácter de los
personajes, con las evidentes connotaciones de transgresión moral que
ello conlleva:
El lesbianismo, aun con toda la sutileza formal con
que se nos ofrece en la pantalla, no hay el más mínimo atisbo de
contacto físico entre las dos protagonistas a lo largo de todo el
metraje, no era un tema fácil de admitir para la época en que nos
hallamos, mediados de los 50.
Ojo con la ambigüedad del título: “Les Diaboliques”
¿A quién o quienes alude?
Y
el segundo, su retruécano final, esa doble vuelta de tuerca postrera,
que, con un giro y otro giro, subvierte todo el hilo argumental que se
ha venido desplegando en su desarrollo precedente, algo que el cine de
suspense más reciente ha explotado hasta la saciedad, pero que, por
aquel entonces, constituía un mecanismo francamente novedoso.
“Je ne peux pas dormir à côté du Niagara”
Les
Diaboliques cuenta con unas escenas, que son verdaderamente
inigualables, y la de la bañera, por ejemplo, es ya para la historia.
Les Diaboliques está plagada de situaciones de alta tensión como:
Drogar al malvado protagonista... aunque la esposa dude a último momento de darle el vaso de whisky intoxicado.
El complicado proceso de deshacerse del cadáver en mitad del colegio a medianoche.
El suspenso por el descubrimiento fortuito del cuerpo... el cual nunca aparece.
Y todas las pruebas sobrecogedoras de que alguien está rondado el lugar, y utiliza las cosas del desaparecido.
Clouzot
domina el ritmo, de manera que el “tempo” de la acción, se adecua en
todo momento a la alternancia de los distintos pasajes; su puesta en
escena, aun sin grandes alardes, es más que correcta:
Juega
sabiamente con los contrastes entre interiores y exteriores, así como
acierta plenamente en la atmósfera física, que da tono y contextura a
Les Diaboliques, recalcando la importancia que, como elemento dramático,
tiene el agua a base de un nublado permanente en la ambientación, no
hay una sola escena soleada, predominando siempre un tono de penumbra; y
todo ello, a su vez, se ve magníficamente realzado por la turbiedad de
una fotografía, en blanco y negro, muy lograda.
Si a todo ello se une
una excelente utilización de los contrapuntos, tanto de acción como de
personajes, nos terminamos hallando ante un film técnicamente bastante
logrado.
Es curioso notar cómo el agua juega un papel fundamental en toda la historia.
En general el agua se suele asociar con el nacimiento y el bautismo, el cual no es sino el nacimiento a una nueva religión.
Aquí
el agua es una suerte de rito de pasaje en donde el factor
desequilibrante, el marido, pasa a otro plano, y las protagonistas
quedan en soledad, siendo acosadas por sus propias conciencias.
Cuando esa puerta se abre nuevamente, es en sentido inverso:
Una persona regresa de la muerte y otra se va, cerrando el proceso de expiación de sus propias culpas.
También
es cierto que las personas que quedan en medio de ese proceso de
apertura y cierre de puertas, la esposa y la amante, carecen de
integridad moral como para resultar rescatables:
Nada les impedía que tomaran el Citroen 2CV, y se perdieran en la campiña francesa, lejos del individuo que las torturaba.
En
todo caso, la Signoret y la Clouzot, reciben su merecido por elegir la
opción más fácil, pero violenta, para mantener la vida que estaban
llevando, y quizás iniciar la reprimida relación lésbica que el guión no
se atreve a reforzar.
A final de cuentas, si la Signoret colabora en
el complot del asesinato, es porque desea quedarse con el “puesto” del
marido de la Clouzot.
Me pareció genial la escena en la que la esposa se desmaya frente a la piscina…
¿Fue porqué encontró el cadáver del esposo?
No, fue porque no lo encontró.
Y de eso, nos enteramos de la manera más simple, con un plano general que enseña la piscina vacía.
Sin más artificios, sin música estridente.
Sin
embargo, este es un momento que engancha definitivamente a Les
Diaboliques, y a partir de ese instante, ya no se puede abandonar la
historia.
Unas mujeres desvalidas, en apariencia, pero que han apurado su vaso de la resignación y de la paciencia:
Una fuerte y decidida, la otra, con los nervios deshechos, transmitiéndote su angustia y su miedo sin darte ni un respiro.
Hasta los objetos y los lugares participan de la conspiración para inquietar hasta el ataque de nervios:
La bañera, los jardines, las sombras, los rincones, las puertas cerradas, la piscina, los mismos niños...
¿Acaso
a la hora de la verdad, el más maquiavélico del trío era… que ha
fingido su muerte, y se ha librado de su pareja y de su “amigo”,
consiguiendo así una nueva vida?
Después de todo, tiene suficiente dinero como para comprar el silencio de quienes deben de certificar y comprobar su muerte.
Tal vez lo previó todo y reaccionó en consecuencia.
Eso explicaría la oportuna aparición del policía.
Párrafo aparte, para última escena del niño luego de romper el vidrio de la ventana de un piedrazo.
El
breve diálogo con un profesor nos pone en presencia de otro final, esta
vez abierto, dentro del genial desenlace que caracteriza Les
Diaboliques.
“Et bien crève, ma chérie, crève bien vite.
On te fera un bel enterrement, et on sera bien débarrassé.
La boutique s'en portera pas plus mal, et moi je m'en porterai bien mieux”
Les
Diaboliques nos muestra perfectamente lo que es la violencia perversa
en este caso en el seno familiar, tema cada día más ampliamente
estudiado por especialistas de todo tipo:
La posibilidad de destruir
a alguien sólo con palabras, miradas o insinuaciones, es lo que se
llama “violencia perversa” o “acoso moral”
Estas insidiosas agresiones proceden de la voluntad de desembarazarse de alguien sin mancharse las manos.
Es una violencia indirecta sin marcas ni heridas, con daños psicológicos que pueden ser de por vida.
El acoso es una repetición frecuente, intencionada, destructiva, invisible.
Un
fenómeno de destrucción de otra persona indirectamente, a lo largo del
tiempo y frecuentemente; que la llevan a cabo unos individuos, llamados
“perversos narcisistas”
La víctima cae en su trampa, no por
masoquismo o sufridora, sino porque el nivel de perversión es tal que le
impide entender este tipo de situaciones.
Les Diaboliques es una perfecta partida de póker en la que no falta ninguna jugada:
Pareja de reinas, as de picas, trío, doble pareja insospechada, escalera tenebrosa y un diabólico full para rematarlo todo...
En fin, que la partida resulta asfixiante y llena de adrenalina, esperando que alguien no pueda soportarlo más...
Diabólica
hasta el minuto final, en el que, cada uno puede escoger quién ha
ganado la mano, y quién tenía escondido el triunfo final...
Yo apuesto por el as de corazones...
Al fin y al cabo, sería lo más diabólico.
Y lo más justo...
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No habiendo casi nada que ver en esta semana santa, me di el gusto
de repasar una de las viejas joyas de la cinematografía francesa; Les diaboliques de Henri Georges Clouzot, quien tiene en su filmografía otros tres films de notable realización; Le Corbeau, Quai des Orfévres y Le salaire de la peur.
Clouzot era un tipo complicado a la hora de desarrollar sus películas y
sumamente exigente con sus actores. Incluso utilizaba artilugios de muy
mal gusto con la única finalidad –siempre lograda- de poderles hacer
sentir el rigor del guión y las formas de interpretación qué pretendía
de acuerdo al estado de ánimo que determinado personaje requería. En
realidad, Clouzot era un perfeccionista a tiempo completo y el trato con
sus artistas -incluida su mujer Vera Clouzot- fuera de las locaciones
era neutra y muchas veces cordial. El francés fundamentaba su estilo en
la acción reiterativa de tres elementos infalibles; el embuste, el
perjurio y las muertes violentas. Clouzot tenía la obcecación de
modificar los guiones que redactaba, compartía o recibía para agregar su
sello personalísimo en donde –basado en la espectacularidad- utilizaba
sólo los temas clave de toda la historia original. Clouzot construía y
demolía, demolía y construía. Sus personajes estaban impregnados de
malicia, abuso, desprecio y corrupción siempre irónicamente combinados
con aquellos de espíritu noble. Por estas –y otras razones- Clouzot fue
sometido literalmente a una especie de persecución mediática fomentada
por los críticos locales de la época, que a pesar de su nacionalidad
consideraban a Hitchcock como “palabra santa” en materia de suspense. El
inglés pudo haber filmado Les diaboliques, pero la verdad es que
el francés se le adelantó, y logró hacer una pieza maestra de los años
cincuenta. En su obra cumbre –junto a Le salaire de la peur-
Clouzot se encarga de un relato donde las dos de sus protagonistas son
mujeres de conductas antagónicas pero con un objetivo en común. La
magnificencia de la narrativa revela la maldad inherente al ser humano,
la escondida presencia del mal en el mundo, y la avaricia junto a los
fulgores de las clases no privilegiadas. Desde un punto de vista
pesimista y desengañado, Clouzot propone a través de un supuesto feliz
ensamblaje de la amistad, lo inexplicable y el deseo de asesinar, una
trama lóbrega, truculenta y enloquecedora, sin valores morales que
puedan oponerse –salvo el tardío arrepentimiento- y a personajes
satánicos e inquietantes movidos por la impiedad o que, tras una
aparente inocencia, camuflan una depravada esencia interior. El
formidable film de Clouzot cabalga con paso seguro entre el thriller y
el suspense con evidentes cotas de un terror alivianado y hasta
predecible, pero bien hilvanado. También hacen presencia el humor negro y
la crítica social pero en menor grado, como si Clouzot se adelantara a
los tiempos de hoy donde su película pareciera haberse filmado con los
avatares de este siglo. El francés juega con el espectador como si de
infantes se trataran, porque a pesar de los casi 57 años de edad que
tiene Les diaboliques, nos tiene atados como niños a confites. Un
detalle al comenzar el film es realmente significativo; en francés sale
a la par de los créditos la siguiente frase: "¡Por favor no sean
diabólicos! No arruinen el interés que sus amigos podrían obtener de
esta película. No les cuenten lo que hayan visto."
La premisa de Clouzot no es complicada pero el francés busca
enredarla entrelazándola entre sus tres personajes. La locación
principal –el realizador le saca el jugo a la misma- es un colegio de
internados para hombres en donde Cristina -Véra Clouzot, esposa del
cineasta- propietaria del establecimiento, maestra de inglés, mujer
temerosa, religiosa, delicada del corazón, conducida brutalmente por su
marido, se cansa del maltrato de éste y decide, en complicidad con la
otra profesora, la señorita Horner –una bella Simone Signoret que
interpreta un admirable protagónico de mujer fatal, capaz de cualquier
cosa por conseguir lo que quiere y conviene- deshacerse de su marido y
director del internado, Michel Delasalle -Paul Meurisse, quien
desarrolla un personaje ancla excepcional- aunque no llega a igualar lo
hecho por la Signoret. Recordemos que Meurisse –muy parecido a Bogart-
tiene una actuación memorable como comisario en el film Le Deuxième souffle
de Jean-Pierre Melville. El método es dormirlo con algunas gotas de un
sedante para luego ahogarlo en una tina y envolverlo misteriosamente en
un mantel. Clouzot pone un inmejorable cruce argumental que asocia con
tacto. La Signoret es la amante de Delasalle, Cristina lo sabe y lo
acepta a pesar de lo ocho años de matrimonio. Este pequeño detalle es el
que sustenta toda la trama de la película porque a pesar de ser
inverosímil, las condicionantes que Clouzot aplica a ambas actrices son
contundentes. Ahí se nota el océano de capacidad actoral entre la
maravillosa Signoret y una esforzada Véra Clouzot, quien a pesar de todo
esta a la altura de lo requerido. El director francés le saca gran
provecho a los decorados y objetos, a una atmósfera –cuyo blanco y negro
ayuda enormemente- a una piscina en la que no aparece un cadáver que sí
debería, a un recuerdo fotográfico en la que existe una sombra de
alguien que no debería estar, a un terno recién lavado que vuelve
sospechosamente de entre los muertos, y a un baúl de mimbre que en
determinados momentos pesa demasiado, y que nos hace acordar a la
inmensa cinta Rope de Hitchcock. Clouzot era un maniático del
realismo. Las escenas nocturnas están realmente rodadas de noche, con
todos los inconvenientes que esto conlleva. El film presenta una
particularidad en la no utilización de la música. Ésta no dura más de
tres minutos en su totalidad. Clouzot mete con calzador un viejo policía
retirado -Charles Vanel- que finalmente hace lo que debe, y que fue
nada menos que la fuente inspiradora para que Richard Levinson creara a
través de Peter Falk al gran detective Colombo. Finalmente, es hasta
cierto punto lógico que la historia y sobre todo, el desarrollo del
guión resultaban innovadores en la época del estreno. A pesar de que se
oculta mucha información y los nudos de acción están colocados con
precisión para forzar la intriga, los espectadores y la crítica mundial
quedaron absortos con la película. Quizás hoy, a fuerza de imitaciones y
repeticiones de la misma fórmula, la sorpresa no sea tan eficiente como
pudo ser para los afortunados que disfrutaran de ella en su momento. A
pesar de todo Les diaboliques sigue siendo un film tan actual como seductor en todos los sentidos. Muy recomendable.
Cualquier cinéfilo que se precie ha oído hablar de "Las Diabólicas"
y ha leído mil y una recomendaciones sobre ésta película. Una no
entiende el porqué de tanto entusiasmo hasta que ve la película y le
falta tiempo para recomendarla al día siguiente.
Una película
imprescindible en cualquier videoteca, "Las Diabólicas" no pertenece
exclusivamente a ningún género en particular. Bebe del expresionismo
alemán, del cine negro norteamericano y hasta del cine de Buñuel. Una
obra artesanal sin efectismos ni sustos fáciles. Un misterio que se va
cociendo a fuego lento, preparando al espectador para un final incierto.
Y si, tuvo una remake en los '90s. Con Sharon Stone e Isabelle Adjani.
Ver: http://diariodeundictoalcine.blogspot.com.ar/2012/12/diabolicas-diabolique-1996.html
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ENLACES/FUENTES:
http://24vecesxsegundo.blogspot.com.ar/2011/09/las-diabolicas-les-diaboliques-1955.html
http://asbvirtualinfo.blogspot.com.ar/2012/05/las-diabolicas-les-diaboliques-hg.html
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