miércoles, 2 de enero de 2013

Cine Español: Lucía y el sexo (2001) - Director: Julio Medem

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FICHA TÉCNICA:
Guión y dirección: Julio Medem. Producción: Fernando Bovaira y Enrique López Lavigne para Sogecine. Dirección de fotografía: Kiko de la Rica. Segundo operador: Josu Inchaustegui. Montaje: Iván Aledo. Música: Alberto Iglesias. Sonido: Agustín Peinado, Santiago Thevenet y Polo Aledo. Dirección artística: Montse Sanz. Efectos especiales: Molina E.E. Vestuario: Estíbaliz Markiegi. Maquillaje: Gregorio Ros. Peluquería: Juan Rodríguez Valverde. Casting: Sara Bilbatúa.
Localizaciones: Madrid y Formentera. Duración: 128 minutos. Fecha de estreno: 28 de agosto de 2001.

REPARTO:
Paz Vega (Lucía), Tristán Ullloa (Lorenzo), Najwa Nimri (Elena), Elena Anaya (Belén), Javier Cámara (Pepe), Daniel Freire (Carlos), Silvia Llanos(Luna), Diana Suárez (Manuela), Juan Fernández (Jefe restaurante), Arsenio León (Futbolista), Javier Coromina (Camarero chiringuito).

SINOPSIS:
Lucía, una joven camarera de un céntrico restaurante madrileño, recibe una noche una llamada que le comunica la desaparición de Lorenzo, su novio, un escritor con el que lleva viviendo seis años. El miedo y la angustia le hacen huir de la ciudad, refugiándose en una tranquila y despejada isla del Mediterráneo. Allí, en medio de una atmósfera brillante, tan sólo expuesta al aire libre y al sol, Lucía conocerá a Elena quien le conducirá a descubrir los rincones más turbios de su pasado así como el poder que tiene el sexo sobre el destino.
La isla, su libertad y los deseos de escapar harán que se establezca una extraña relación entre quien fabrica la ficción, Lucía, y quien la recibe, Lorenzo, una especie de acuerdo en el que ellos se sienten absolutamente libres, él para inventar y ella para dejarse llevar imaginándose en otros personajes.

¿SABíAS QUE...
... 'Lucía y el sexo' fue la primera película española de ficción rodada en vídeo digital de alta definición?
... este filme catapultó a la fama a su protagonista, Paz Vega, abriéndole incluso las puertas de Hollywood, donde 'Lucía y el sexo' es una película muy preciada?
... Medem eligió a Tristán Ulloa para encarnar a Lorenzo tras quedar impresionado por su actuación en 'Mensaka' (Salvador García Ruiz, 1998)?
... Julio Medem realizó durante los ensayos auténticas sesiones psiquiátricas junto a sus actores para construir las vidas de los personajes?
... Julio Medem hizo trampa, el Faro que se ve en la película, en realidad son dos faros: el de La Mola y el de Cap de Barbaria.

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Premios obtenidos por 'Lucía y el sexo':
- Premio Goya a la mejor actriz revelación para Paz Vega
- Premio Goya a la mejor música original para Alberto Iglesias
- Premio "La Navaja de Buñuel" a la mejor película española de 2001 otorgado por el programa de TVE "Versión Española" y la Fundación Autor
- Premio del Jurado en el Festival de Cine Latino "Primer Plano" de Dijon, Francia
- Premios "Emergin Masters" y del público "Golden Space Neddle" al mejor director en el Festival de Seattle



MEMORIA DE LA PELÍCULA


1. LA FUGA DE LUCÍA

Todo comenzó, exactamente, cuando terminé el último plano de Los amantes del Círculo Polar: un acercamiento digital al reflejo de Otto en el ojo de Ana, mientras su pupila se dilataba de muerte y un viento blanco, helado, me barrió a mí también. Aquello fue como una cortinilla en mi vida, con lo que dejaba atrás mis últimos tres años y comenzaba algo en blanco, pero muy confundido y con el mal presagio de suponer que mi película recién terminada, era demasiado triste y devastadora como para complacer a nadie. Así que al día siguiente me fui de viaje con una pequeña cámara de vídeo digital, de estas que caben en la palma de la mano, y con una única idea en la cabeza, llamada Lucía.

De mi siguiente historia sólo sabía que comenzaría con la carrera de una joven que necesitaba escaparse de una tragedia. Aún tenía tan cerca el personaje de Ana, que pensé en ella corriendo en dirección contraria a mi última película. Sí, la carrera inicial de Lucía partía de la carrera final de Ana, sólo que con el signo vital cambiado, es decir, de la muerte a la vida. Así, la estructura de la nueva historia debía ser simétricamente opuesta a la anterior, por lo que a Lucía le esperaría un final cálido y esperanzador. Alguien que se empeña de esa manera en dar otra oportunidad al destino, se merece un buen regalo. Y yo se lo quería dar, buscando, eso sí, un buen argumento para justificarlo.

Lo primero que grabé con la cámara fue mi propia sombra reflejada sobre la estela del barco que me llevaba a una pequeña isla del Mediterráneo. Tuve la sensación de estar dejándome atrás, poniendo ese mar de por medio entre lo que había sido y hecho hasta entonces, donde había dejado mis cosas, y algo nuevo que no conocía. La imagen de la espuma del mar batiendo mi sombra me podía servir para lavar también a Lucía, que necesitaba ser nueva. Borrarse la persona. Éramos dos sombras en una. ¿Qué tiene de malo?...

Uno de los aspectos que más estimulaban mi proyecto de limpieza era tirar hacia lo fácil y lo ligero. Pensé en rodar mi próxima película con esa pequeña cámara que cabía en mi mano, ayudado por un reducido grupo de amigos y producida en cooperativa. Así que tras desembarcar en la isla todo me lo tomé y vi con suma sencillez. Me alquilé una motillo para turistas y enseguida me encontré filmando un sol anaranjado encajándose sobre un islote rocoso, en el mar de Poniente, y una luna llena sobre un cielo aún azul, por encima del mar de Levante. Estas imágenes me ayudaban porque eran bonitas e inofensivas, no significaban nada, nada viejo, quiero decir. Podía parecer que mi llegada a la isla tenía como primer objetivo el contemplar cómo terminaba un día nuevo, que yo todavía no había vivido. ¡Pues mira qué bien! Y sonreí a todo aquel tiempo desconocido que me quedaba.

Estos eran mis pensamientos aquellos primeros días que me dediqué a recorrer caminos; ya sabré..., ya veré..., pero sin llenarme. Todo como hueco, sin miedo al absurdo y... con mucho sol. Me estaba inundando de luz, tontamente, cuando decidí que lo más importante es que esa historia fuera terapéutica. Necesitaba protegerme de mí, así que mandé a Lucía por delante. Una mañana, conduciendo la moto, en la perspectiva de una estrecha y recta carretera, vi emerger un faro. Tengo que reconocer que el hecho de que esta imagen me recordara a una erección no me interesó nada. No quería sexo para Lucía. Aparqué la moto junto al faro y, caminando hacia el borde del acantilado, me detuve asombrado ante un gran agujero, de unos dos metros de diámetro, socavado en la roca del suelo.

Voy a pararme aquí porque esto tiene buena pinta, pensé, y enseguida volví a apartar la graciosa relación sexual entre este agujero y el faro. Aprovecho esta parada para decir que con toda esta narración de viajero, pretendo expresar que aquellas primeras imágenes que vi en la isla, contienen los significados más claros, naturales y profundos de
Lucía y el sexo, ahora que la he terminado. En esta película la materia fundamental ha surgido del proceso de su descubrimiento; pongo aquí como prueba el hecho de que en aquel momento, yo no tenía ni remota idea de hasta dónde podía llegar.

Vuelvo a las posibilidades del agujero, vistas desde ahora mismo (tres años más tarde). Estaba contando la historia de una huida que, en el extremo de la isla, donde parece que ya no se puede avanzar, se topa con un agujero por el que se puede caer (la historia misma). Aquí aparece la tentación de escaparse en retroceso, y esto sé que es una idea de escritor, concretamente del personaje de Lorenzo, en el pasado de Lucía, su lectora favorita. Es decir, hay huidas que no van del todo hacia delante, porque antes de llegar muy lejos, pueden volver atrás para enfrentarse y resolver algo pendiente, justo en el punto de origen de la fuga, “para cambiarte el rumbo, si me dejas, si me das tiempo” (como escribirá él). Sí, hay muchas fugas paradójicas, pero yo entonces, viendo por primera vez ese agujero, no lo pensé, ya que el personaje de Lorenzo apareció seis meses más tarde.

En aquel primer descubrimiento, lo que surgió de mi inclinación al absurdo fue imaginarme toda la isla agujereada por dentro, tanto que no existía ni un solo trozo de roca que la uniera al fondo del mar. Carlos, el submarinista, contará a Lucía que aquello no es realmente una isla, “sino un trozo de tierra que flota, como una balsa. Los días de mar gruesa, la gente de aquí se marea, y nadie sabe por qué”. Él ha buceado por debajo de toda la isla y ha visto su cara sumergida. “Es rugosa y horrible”. Hasta ahí quería yo llegar cuando escribí 'Lucía, un rayo de sol', sin saber nada del pasado de unos personajes (Lucía, Carlos y Elena) que se encuentran allí casualmente, y que sólo les une el hecho de tener en común una tragedia de la que se quieren escapar, ya ocurrida muy lejos de allí. En aquella primera versión de Lucía fabriqué un extraño viaje a la nada, acompañando a Lucía, sin bucear, y pronto le encontré una casa donde hospedarla, regentada por Elena, una especie de madre isla, acogedora y perdida un poco en el olvido, su aire propio.

Después del estreno de
Los amantes del Círculo Polar, que hizo más espectadores que mis tres películas anteriores juntas, ya sin miedos existenciales de los que huir, volví a la isla para terminar de escribir aquella fábula tan sobre-expuesta por el sol. Ahora, con la distancia, veo claro algo: ¡Menos mal que nunca la rodé!


2. LA VUELTA A EL SEXO

En Madrid, ya en pleno invierno y con pocas horas de sol, me sumergí en escribir el pasado de los personajes de la isla, sobre todo el de Lucía. Desde el principio me dejé llevar por una vaga idea, el sexo, como si fuera una corriente profunda que pasaba por allí (aunque supongo que me la había traído del acantilado) y nos arrastraba a todos a la vez, en diferentes posturas. Sentí que había descubierto el motor de la historia, y eso me animó muchísimo.

Trabajé los personajes por separado, ya que no se conocen, y a cada uno le fabriqué su propio entorno, con lo que fueron surgiendo más personajes. Escribía muy rápido, de manera automática y sin preocuparme por el estilo, disfrutando de la sensación de estar explorando en la intimidad de vidas ajenas; ajenas en el sentido de lejanas a la mía. Pronto aquello se convirtió en una especie de novela, más bien una gruesa crónica de personajes, el documento de varias vidas entrecruzadas de las que me fui apoderando con la intención de encontrarles una buena continuación en el guión de la isla. Aquí aparece una de las claves del pasado, que ahora está bien calada en la película
Lucía y el sexo, la licencia del escritor para manipular destinos, añado, sin peligro aparente para nadie, incluido él mismo.

Cuando adapté esta historia urbana a un guión titulado El sexo, antes del sol, comenzaron los problemas, en la superficie y en la profundidad. El intento de escaparme de mí mismo cuando viajé a la isla, prolongado al pasado de Lucía, me producía ahora la sensación de ser un inventor de trayectos, un diseñador de recorridos con ojos de pájaro, así que si el tren andaba, yo sabía a dónde iba, pero nadie me había invitado a viajar dentro del vagón. Dejé de sentirme suelto, automático y explorador. Había caído en la cuenta de que estaba solo. Un dato: Lorenzo era músico, no escritor.

Perdido, con dos guiones que no sabían vivir, aunque sí andar, el segundo hacia el primero, el sexo hacia su antagonista Lucía, volví a la isla para fundirlos. El resultado fue un emplasto. Un año entero de trabajo (salteado con liberadores viajes al extranjero para promocionar
Los amantes del Círculo Polar) y lo que tenía entre mis manos era lo más mecánico e indigesto que había hecho nunca.

La solución llegó en el momento más desesperado, cuando decidí, con rabia, proyectar toda mi confusión creativa en un solo personaje del pasado: Lorenzo. Fue así, convirtiéndolo en escritor y rebajando sustancialmente el espesor, también el número, del resto de los personajes, como me hice pasajero y comencé a mirar la historia a través de las ventanillas de su vagón. Lorenzo es ya, gozosamente, la mano que remueve el destino de todos los personajes, y su relación con Lucía da un sentido largo y aglutinador a la historia. Su derecho a existir.

A partir de aquí la película se podía haber llamado 'Lucía y Lorenzo', o la lectora y el escritor, la sugestionada y el sugestionador, o la realidad y la ficción... En la relación entre quien fabrica la ficción y quien la recibe, existe, con el acuerdo de ambos, una estrechísima relación de intimidad. Y ellos se sienten absolutamente libres y protegidos; él para inventar, involucrándose (o camuflándose) a sí mismo tanto como le venga en gana, y ella para dejarse llevar, reconociéndose o imaginándose en otros personajes, para preguntarse qué haría en su lugar. Personalmente vacié toda mi responsabilidad de escritor en Lorenzo, y la de lector en Lucía. Y así, sin daño ni conciencia, comencé a disfrutar.

Al descubrir de qué manera se necesitaban mis dos únicos protagonistas de esta historia, su relación sexual se convirtió, como inevitable continuación, en una fiesta privada, un despegue hacia la felicidad. Es así como cobró todo su sentido la idea misma de el sexo, desde su lado más encantado, tirando a naif. Y yo sentí que quería verlo todo de cerca, sin elipsis (en otros casos tan necesarias e inventoras), para mostrar cómo se podían enamorar mis personajes a través de su agitada relación sexual. “Me voy a morir de tanto amor” (le dice ella mientras llega al orgasmo).

Desde lo más alto de lo claro, la cima de la vida, la idea de la muerte con su tentación a lo oscuro puede acercarse sin demasiado miedo a ser descubierta. Estamos a un paso de entrar en los sótanos de lo turbio. El sexo profundo, el que aún está esperando a los actos, está instalado en la imaginación, es dueño y pide mucho. Siempre parece hambriento. A pesar de que 'Lucía y Lorenzo', en su vida real, podían sentirse satisfechos el uno del otro, pensé que ante ciertas ofertas ficticias (fuera de casa) su sexo no pararía de fantasear (por separado) y de provocarles preguntas que sólo podrían responderse a solas. De esta posibilidad de identificación con otros personajes y situaciones, siempre en secreto, surge el siguiente sentido que cobró el sexo: el de las fantasías inconfesables, descontroladas, irracionales, el libre instinto, y los supuestos. ¿Qué harías si... te gustaría que... si nadie más se enterara? Este es realmente el material que maneja el escritor, pero... ¿hasta dónde se le permite vampirizar vidas ajenas?... y, ¿cuánto poder está dispuesto a otorgar a su ficción para provocar a la realidad, yendo detrás de ella para intentar que se comporte según lo que ha escrito?... Hablo de afectar con su proceso de escritura en la vida de otras personas. Delicada esta necesidad ciega de encontrar una buena historia, más aún si él mismo se expone entrando en el juego. De aquí la nociva influencia que en los personajes de esta historia produce una novela de sexo escrita por Lorenzo.

De este viaje por debajo de la cara sumergida de la isla surge, a mi entender, la corriente más irresistible del pasado (y por su vibración) del resto de la película: la sugestión. Lucía, la más inocente, tiene a su vez la visión más sugestionada. Ella no ha hecho, pero se ha puesto en el pellejo de la culpa, al identificarse con un personaje que tiene que elegir entre el amor de una madre, o la pasión por un hombre (amante de esta). Lucía, en el pensamiento se sentirá cómplice de la traición, y así se conocerá más, comprenderá mejor a los otros y podrá perdonar. La sugestión más interesante surge en la isla, cuando ella se siente continuadora de un personaje ya escrito, dejándose seducir por otro que parece borrado, un cambio de sangre del propio autor, el desaparecido Lorenzo. Ella con su destino incierto, ante el agujero, será más lectora que nunca de él. Sí, su necesidad de que Lorenzo siga viviendo dentro de sus entrañas, dejándose sugestionar bajo su sol, le otorgan el derecho a merecerlo todo. El regalo.
Lucía y el sexo es una historia de amor.

La última visita al agujero. Hay otro en mitad de la historia, la tragedia, única y común para todos los personajes, aunque a Lucía le pilla saltando. Ocurre cuando una niña se tira dentro mientras sueña con su padre, sugestionada también por él. Por ahí sólo se llega al fondo del mar. En esta historia, los extremos entre lo turbio y lo claro están tan separados como (“el secreto que hay entre”...) la luna y el sol.

Después de seis versiones más de guión, afinando la relación entre la imposibilidad de una verdadera huida, o mejor dicho, entre esa fuga que se cuela hacia atrás, y los conflictos de la creación, empecé a convencerme de que andaba por buen camino. Por fin. Primero había tenido que escaparme muy lejos de mí, torpemente, para luego internarme más que nunca, aunque cambiado y muy desconocido.

Un año más tarde ya había rodado la película, no con aquella cámara digital de mano, sino en un revolucionario sistema de alta definición. La posibilidad de trabajar cómodamente en condiciones extremas de luz y poder usar los metros de “película” sin medirme, entonaban con la idea de facilidad y ligereza de mi primer viaje a la isla. Tengo que decir que en cuanto a la mecánica de rodaje, no me sentí precisamente más ligero, pero sí más libre, con menos limitaciones técnicas.

Ahora, recién terminada
Lucía y el sexo, me siento orgulloso de haberla descubierto después de tanto viaje, pero sobre todo porque ella, ya sola, fácilmente me ha superado. Quiero añadir que para ello he contado con el grupo de actores más generoso, entregado, que nunca pude imaginar, ni en mis mejores sueños. Y lo último, Lucía es, de todos los personajes de mis películas, a la que más quiero.

© Julio Medem, 2001.

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LOS PERSONAJES

Ante todo, voy a comentar un hecho que me llamó mucho la atención, y es que dos de los protagonistas (Lucía y Lorenzo) y la hija de él (Luna) tienen unos nombres muy bien elegidos por Julio Medem, ya que nos dan más pistas sobre lo que son los personajes. Lorenzo tiene el mismo nombre que el sol, al que se le llama Lorenzo, como todos sabemos. Lucía, su novia, la que se desvive por él, es la luz del sol. Lucía reluce, emana luz (“Lucía”, del verbo “lucir”, como el sol, que luce y brilla). ¿Y qué sería el sol sin la luna? Pues ésa es la hija de Lorenzo, Luna, concebida en una noche de luna llena.
Así pues, los nombres de los personajes principales son escogidos a conciencia por el guionista. Eso da más riqueza al film.
Otro hecho destacado de la película es que aparecen muy pocos personajes. Lucía, Lorenzo y Elena serían los protagonistas, ya que los tres ven como su equilibrio desaparece y todos tienen un objetivo claro. Los tres evolucionan. Como personajes secundarios, tenemos a Luna, Belén, Pepe, Carlos (que resulta llamarse Antonio) y la madre de Belén. Todos ellos juegan un papel importante en la película porque ayudan al desarrollo de los protagonistas. No hay ningún personaje “florero”. Además, Medem ha hecho que nos centremos sólo en estos personajes incorporando un elemento innovador: a los personajes adicionales, como el jefe de Lucía, el camarero de la isla o el futbolista (marido de Elena), nunca se les ve el rostro. Así, ya vemos que ellos no tienen importancia en la historia, son personajes estructurales. En los guiones anteriores, Medem incluyó más personajes irrelevantes, y acabó suprimiéndolos.
Las relaciones entre los personajes de Lucía y el sexo son complejas. Por eso, nos sería muy útil escribir las triangulaciones, es decir, las relaciones que hay entre ellos formuladas de manera triangular. Podemos analizar, por ejemplo, el triángulo Lucía-Lorenzo-Elena, que sin duda es el más interesante. También hay otras, como Lorenzo-Luna-Elena, Lorenzo-Pepe-Elena, y otra muy importante en el argumento: Belén-su madre-Carlos. Así, estas triangulaciones debieron ayudar a Medem a definir esta trama de relaciones nada fáciles.
Destacaré finalmente el elemento que en cierta manera unirá las diferentes tramas: el sexo. El sexo cobra en el film una importancia especial, ya que será como la araña que teje la telaraña, será algo que todos viven muy de cerca, aunque vemos el sexo desde distintos puntos de vista. Es muy diferente el sexo entre Lorenzo y Lucía que entre Lorenzo y Elena, o Belén y Carlos. Aún así, la pasión se palpa en cada escena, en los cuerpos y en las miradas. Y es que Medem es un maestro de las miradas. Las muestra de una manera muy especial, como sólo él sabe mostrarlas, y por eso vemos sexo en el film, pero un sexo que no es bruto ni sucio, y no es tampoco un sexo porque sí. Es como un personaje más, una forma de expresión que se agarra a los personajes y que nos ayuda a ver las relaciones entre ellos.

LUCÍA
Perfil: Lucía es la protagonista del film, ya que incluso le da el nombre. Es una chica de unos 25 años, guapa y sencilla. Es transparente, porque con el simple hecho de verla sabemos cómo se siente y qué piensa. Es generosa y cariñosa, y muy apasionada en el amor. Lo da todo por su novio Lorenzo. Sus padres y hermana fallecieron cuando era tan sólo una niña, y por eso necesita dar y recibir tanto cariño. Trabaja como camarera en un restaurante, y su jefe le tira los tejos, pero ella es fiel a Lorenzo. Le ama con locura. Le encantó la primera novela de Lorenzo, se le agarró por dentro, y quizás es por eso que le quiere tanto. Es muy sentimental, aunque también impulsiva. Necesita que Lorenzo le diga que la quiere, y que se lo demuestre, porque en cierta manera es un poco insegura. Sabe que Lorenzo le esconde cosas, y necesita que él se dé a ella tanto como ella a él. Cuando cree que Lorenzo ha muerto, huye a “su isla” para olvidarse de todo y a la vez conocer mejor a su amor.
Ya en el primer acto se nos presenta a Lucía tal y como es. La historia comienza en una situación tensa para ella, ya que ve que su novio está mal y no sabe cómo ayudarle, porque no se deja. Lucía es un personaje con un temperamento sanguíneo, es decir, es una mujer equilibrada, abierta y comunicativa, pero que también es impulsiva y toma decisiones rápidas. Es incapaz de esconder lo que lleva dentro. Por eso, el equilibrio que tenía en su vida (en su trabajo, con su novio) se rompe cuando se da cuenta que Lorenzo tiene problemas que le esconde, y ella está decidida a ayudarle para volver a ese equilibrio. Como Lorenzo se cierra en sí mismo, y Lucía más tarde creerá que ha muerto, no duda en escaparse a la isla, para olvidar y curar sus heridas. Necesita recuperar su equilibrio como sea.
Objetivo: Así, el objetivo de Lucía es precisamente ése: necesita huir para restablecer su equilibrio perdido, necesita olvidar y recuperarse del golpe que ha recibido al enterarse que su novio, que estaba muy deprimido, supuestamente ha muerto. Él lo era todo para ella, y necesita aprender a vivir sola de nuevo. No puede quedarse en Madrid, y por eso huye.
Obstáculos: Sin embargo, a Lucía no le resulta nada fácil olvidar, ya que encontramos el primer obstáculo interior en el hecho que, para recuperarse, huye a la isla de la que Lorenzo siempre le había hablado. Es como si quisiese huir de todo lo que le ha pasado, y a la vez conocer mejor a Lorenzo, y descubrir qué hay en esa isla que le ataba tanto. El segundo obstáculo, en este caso exterior, es el mismo hecho de conocer a Elena, y no es un obstáculo desde el principio, sino que empieza a serlo cuando Lucía empieza a atar cabos y a descubrir que Luna era la hija de Lorenzo y, por tanto, Elena es su madre. Lucía vuelve a trastocarse cuando ve que Elena ha estado chateando con Lorenzo, quien le ha escrito un cuento para ayudarla a olvidar. Entonces, Lucía ve que ha huido al lugar equivocado, pero aquí surge un nuevo objetivo para la joven, ya que se propone saber al fin toda la verdad. Empieza a relacionar hechos y pretende averiguar el porqué del malestar vital de Lorenzo en sus últimos días juntos. Entonces, el principal obstáculo es la supuesta muerte de Lorenzo, ya que no podrá saber de primera mano qué es lo que le sucedió con Elena y con su hija.
Creo que otro obstáculo externo para Lucía es la propia novela que Lorenzo escribe en el transcurso de la película, ya que Lucía empieza a deducir que lo que explica la novela es la historia de Lorenzo, pero quizás no encuentra el límite entre realidad y ficción, no sabe qué pasa y pasó realmente, y qué es pura literatura ficcionada.
Arco del personaje: Lucía sufre una clara evolución en el film. Después de romperse su equilibrio, se desengaña de la vida y pretende recuperarse de ese golpe. Toma conciencia de su soledad e intenta aprender a vivir con ella. Pero los descubrimientos sobre la vida de Lorenzo la hacen madurar y reposicionar su lugar en el mundo. Se da cuenta de que Lorenzo nunca dejó de quererla, y comprende sus angustias y miedos. Aprende a quererle todavía más. Cuando Lorenzo regresa, su vida vuelve a tener sentido, y no ve necesidad de perdonarle, puesto que no hay nada que personar. Con Lorenzo, vuelve a sentirse feliz.

LORENZO
Perfil: Lorenzo es un joven escritor madrileño que no consigue escribir otra novela buena, pese a que lo intenta desde hace dos años. Es delgado, con aspecto de débil, pero con mirada inteligente. Vive solo en un céntrico ático de Madrid, hasta que conoce a Lucía, e ipso facto se van a vivir juntos. Es apasionado en el sexo, aunque parece que le gusta más recibir que dar. Es un buen cocinero. Su editor, Pepe, es a la vez su gran amigo, que le anima a continuar escribiendo. Lorenzo se siente muy inseguro porque no consigue la novela que quiere, se siente en baja forma, pese al apoyo de su fiel lectora, Lucía. Desconoce su paternidad hasta que Pepe se lo cuenta, y eso le hace perder el equilibrio que tenía. Se vuelve aún más inseguro y no consigue aclarar sus sentimientos. Con la muerte de su hija, adquiere una cómoda posición de víctima, de no saber qué hacer, de porqué le ha pasado eso, y se hunde emocionalmente, tanto que se automarginará y apartará poco a poco a Lucía de su lado. Su temperamento es melancólico, es muy sensible, y enseguida cambia de ánimo. Duda sobre todo a su alrededor.
Objetivo: quiere desde un principio escribir esa novela que tanto le cuesta. Por eso, se vuelve arisco y cambia de estado de ánimo. Cuando descubre que tiene una hija, su objetivo principal es encontrarla y conocerla, a escondidas de Elena, y el objetivo de la novela pasa a ser complementario, no secundario. Con la trágica muerte de Luna, Lorenzo se sentirá muy culpable, y ahora su objetivo será acabar con todos los secretos y volver a tener una vida normal. Quiere pedir perdón a Elena, y volver con Lucía, que, como él mismo dice, es un regalo para él.
Obstáculos: para Lorenzo, son básicamente interiores, debidos a sus miedos e inseguridades. Su carácter pesimista es su mayor obstáculo para no poder escribir. La muerte de su hija es el obstáculo exterior más claro, ya que dificulta alcanzar ese equilibrio perdido y hace que Lorenzo se desmorone y pierda todo lo ganado. Posteriormente, sufre un accidente y queda en coma. Volvemos a encontrarnos, pues, un obstáculo exterior, ya que no será hasta que se recupere y vuelva a sentirse con ánimos que vuelva a lograr sus objetivos finales.
Arco del personaje: la historia que vive Lorenzo a lo largo del film hace que sea el personaje que más evoluciona. Todo lo que le sucede hará que nunca vuelva a ser el mismo de antes. Lorenzo pasa de ser un escritor que vive felizmente intentando crear una nueva novela a ser un hombre que tiene una hija muerta, que apenas ha podido conocer, y que le ha marcado las entrañas. Al final del film, volverá a ser feliz, pero mucho ha cambiado en él.


ELENA
Es una mujer joven y guapa, muy buena cocinera, que vive en Formentera, donde tiene una casa de huéspedes. Le encanta chatear por Internet. Vivió hace seis años una noche de sexo con Lorenzo, que sin saberlo la dejó embarazada y volvió a Madrid. Elena decidió huir de su Valencia natal hacia Madrid, en busca del padre de Luna, que nació en la capital. No pudo encontrarle, así que se casó con un futbolista rico y vivió siempre con la incertidumbre de encontrar al padre de su hija. Era una persona impetuosa, sociable e impulsiva, pero la trágica muerte de Luna la hizo cambiar. Desde entonces, no ha vuelto a llorar. Fue entonces cuando se fue a vivir a la isla, donde se quedó embarazada, para estar más cerca de su hija, según ella. Ahora Elena es muy sensible, cariñosa y generosa, aunque conserva su carácter enérgico. Intenta vivir en la lejanía, ajena a su pasado, pero la foto de Luna corona la pared de su habitación. Su hija vive dentro de ella, la lleva consigo, y no culpa a nadie de lo sucedido, aunque prefiere no hablar del tema.
Objetivo: Elena quiere vivir en armonía después de la muerte de su hija. Quiere olvidar lo malo del pasado, quiere sobrevivir de la mejor manera posible, dando y recibiendo cariño de sus huéspedes. Pero en el film también vemos a la Elena del pasado, que tiene el firme propósito de encontrar al padre de su hija. Por tanto, no hay un objetivo principal y uno secundario, sino que hay distintos objetivos en el pasado y en el presente.
Obstáculos: el obstáculo al objetivo del pasado es que desconoce la dirección de Lorenzo, y así le es imposible encontrarlo en la gran Madrid. Es un obstáculo exterior a ella. Y el obstáculo a su voluntad de olvidar y vivir feliz en el presente es la misma Lucía (Lucía y Elena son obstáculos la una para la otra), ya que cuando ella aparece, la historia, que parecía ir por distintos caminos, resulta que converge sólo en uno. Sus dos vidas están relacionadas. Así, ni una ni otra pueden olvidar.
Arco del personaje: Elena también sufre cambios importantes. Desde el inicio del film hasta el final, es una mujer distinta. La vida la ha tratado con dureza, y de eso aprende. El hecho de reencontrarse con Lorenzo después de tantos años, y descubrir todo lo que le era desconocido, le impactan y, al fin, vuelve a llorar. Elena se curte a lo largo de la historia, se endurece, a la vez que se vuelve más generosa y comprensiva.
El mentor: Elena tiene en el film un personaje que le ayuda a seguir adelante, le indica el camino por el que debe ir, y le da fuerzas para ser como es. Este personaje mentor es su hija Luna, que desde el recuerdo y a la vez desde el interior de Elena le aconseja y le anima. Le da energía y felicidad. Sin eso, Elena hubiese decaído.

LA ESTRUCTURA DEL FILM

Lucía y el sexo es una película cuya estructura no es la clásica, sino que es un relato discontinuo. Medem ha trastocado el orden lógico o cronológico de la historia. No se nos muestra tal y como sucedió, sino que se altera el orden de las escenas para no enseñarle al espectador la historia tal y como pasó. Así, se juega con la intriga y la anticipación del público, y de esta manera el espectador se sitúa en el punto de vista de Lucía y va siguiendo el descubrimiento de todos los elementos del relato a la vez que ella. No olvidemos que la historia es una analogía a la novela que Lorenzo escribió poco a poco, y Lucía era la lectora a turnos de esa novela. Así, nosotros los espectadores nos convertimos en lectores, también, de lo que escribió Lorenzo. Esa es la esencia del film.
Por tanto, en Lucía y el sexo no encontraremos la típica estructura de primero, segundo y tercer acto, ya que es un caos de escenas pegadas meticulosamente para no enseñar antes de hora lo que debemos ver más tarde. No es la típica estructura, y es precisamente por eso que Medem tardó meses y meses en ordenarla (o mejor dicho, desordenarla) de manera que no resultase ilógica o repetitiva. No es la típica estructura, y por eso es una estructura muy compleja y difícil de lograr.
Aun así, sí encontramos en este film elementos característicos de la estructura clásica, que en cierta manera son necesarios en todo tipo de películas para que, realmente, suceda algo.

DETONANTE: En este caso, el espectador quiere seguir viendo esta historia porque vemos que el novio de Lucía tiene un problema (que no sabemos cuál es), creemos que él muere, y Lucía huye a la isla. Este detonante, que es el mismo inicio del film, hace que nos interesemos en qué le pasaba a Lorenzo y en qué hará Lucía ahora que se ha ido a la isla, sin que nosotros sepamos todavía de qué va el asunto. Por tanto, el inicio es el detonante, lo que hace que queramos saber más, lo que pone en bandeja que empiece la acción.

HECHO INDUCTOR: La acción empieza realmente cuando descubrimos que Lorenzo dejó embarazada a Elena. Entonces, se nos introduce este nuevo personaje, y vemos que la historia no es de dos, sino de tres. Aquí, ya empieza el espectador a hacer conjeturas sobre los problemas de Lorenzo, y nos preguntamos sobre Elena, y su hija, y Lucía.

PUNTO DE GIRO: Al tener esta estructura discontinua, la historia tiene varios puntos de giro, que son los que dan vida a la acción. El primero es cuando vemos que Lucía va a hospedarse en la casa de Elena, que ya sabemos que tuvo una hija con Lorenzo. Así, empieza a entablarse esta relación entre las dos mujeres, con un elemento en común que ellas aún desconocen: Lorenzo. Otro punto de giro sería cuando Lorenzo descubre que tiene una hija y se dispone a buscarla. Aquí empieza otro objetivo del protagonista. Y otro punto de giro es la aparición de Belén, que se introduce en la vida de Lorenzo. Después se presentaría el mid-act (se explica más abajo), y encontraríamos otro punto de giro: Elena habla con Lucía del internauta que le escribe un cuento, y ambas se dan cuenta de que ése es Lorenzo. Aquí empiezan a aclararse las cosas para las dos protagonistas femeninas. Y, por supuesto, para el espectador.

EL MID-ACT: Podríamos calificar de mid-act la muerte de Luna. Aquí, todo cambia radicalmente: Elena huye de Madrid, Belén intenta suicidarse y Lorenzo se hunde por el sentimiento de culpabilidad que le carcome. Este cambio en la actitud de Lorenzo hace, a su vez, que Lucía empiece a hartarse del comportamiento de su novio y quiera saber qué le pasa y ayudarle de una vez por todas. Además, la muerte de Luna provocará que Lorenzo se vaya de casa y tenga el accidente, hecho que hará que Lucía se vaya a la isla.

EL CLÍMAX: Sin duda, el momento de máxima tensión narrativa y emocional es el encuentro entre Elena y Lorenzo. Aquí se alcanzan varios objetivos por su parte, es el punto álgido del relato. En realidad, todos esperábamos ese encuentro.

EL FINAL: Evidentemente, la historia tenía que acabar con el reencuentro entre Lucía y Lorenzo. Es un happy end, pero no se hace en absoluto forzado, sino que es lo que tenía que pasar, después de que la historia y los propios personajes dieran tantas vueltas. Esta resolución la podríamos llamar “balsámica”, ya que es un alivio para todos los protagonistas. Como se suele decir, tenía que acabar bien.

LAS TRAMAS SECUNDARIAS

Evidentemente, la trama principal es la del triángulo Lucía-Lorenzo-Elena, que incluye también a Luna. Ése es el motor de esta historia. Sin embargo, ya que se habla del amor de los padres hacia los hijos, se introduce también una trama secundaria que ayuda a Lorenzo en su novela. Se trata de otro triángulo más: Belén-la madre de Belén-Antonio. A su vez, Medem relaciona esta trama secundaria con los protagonistas, ya que Belén cuidará de Luna, Lorenzo entablará una relación breve pero intensa con Belén, y Antonio (Carlos) huirá de los problemas con Belén y la madre de ésta e irá a la isla y, cómo no, se hospedará en la casa de Elena.
La relación de Belén con Carlos será muy compleja y conflictiva, ya que Carlos es el novio de la madre de Belén, que es actriz de cine porno (aquí vemos el elemento del sexo). Belén tiene que debatirse entre el amor a una madre y el amor a un hombre, que es un amor muy carnal. Así, Lorenzo aprovecha esta historia para incluirla en su novela. A través de los ojos de Lorenzo, leemos un relato sobre el amor maternal y paternal, sobre hijos y padres, amor y traiciones. Lorenzo quiere mucho a Luna, pero se sentirá culpable por su muerte, creerá que la ha traicionado, al igual que Belén, que quiere a su madre, pero desea a Carlos.
Algunos pueden creer que la trama de la novela de Lorenzo, el hecho de ir escribiéndola poco a poco y que Lucía la vaya leyendo, puede ser una trama secundaria, ya que la principal es la historia de amor entre Lucía y Lorenzo y la de Luna y Elena. Sin embargo, yo creo que no es una trama secundaria, sino que son tres tramas principales en una. Los protagonistas forman parte de la novela de Lorenzo, y la novela forma parte de los protagonistas, sobre todo de Lucía. No hay una diferencia clara, no hay límites entre estas tramas. Por eso, yo he preferido considerarlas a todas juntas como una sola, ya que si faltase una de ellas, la historia no tendría razón de ser. No podría sostenerse.

LOS ELEMENTOS NARRATIVOS

Ya que la estructura del film es discontinua, y por lo tanto se juega con el orden cronológico de los hechos, los elementos narrativos más importantes son el flash-back i la elipsis. También es muy útil en el film el elemento de la voz en off.

FLASH-BACK: Podríamos decir que Lucía y el sexo es prácticamente una sucesión de flash-backs. Es un continuo ir y venir al pasado, ya que para entender el presente, tenemos que ir conociendo lo que sucedió en el pasado de esta historia. Como ya hemos comentado, Medem juega con este elemento temporal para estructurar su film, ya que así el presente nos intriga todavía más. A medida que vamos viendo fragmentos del pasado, vamos comprendiendo el presente de los personajes.
Así, estamos ante un caso de flash-backs estructurales, ya que no se trata de uno aislado, sino que ésa es la estructura del film. El pasado, los flash-backs, hacen avanzar al presente. En ningún caso se frena la acción ni se confunde al espectador, ya que éste sabe claramente cuándo se nos enseña el presente y cuándo el pasado.

LAS ELIPSIS: La mayoría de elipsis que se aprecian en el film son temporales, que son las más necesarias para que una historia avance. Pero también podemos encontrar elipsis narrativas, que enriquecen más la historia. Un ejemplo es el paso de la escena 28 a la 29. En la escena 28 vemos como Lorenzo y Elena hacen el amor en el mar, en la isla, y acabamos viendo la luna llena que corona la noche. La escena 29 empieza con un plano detalle del test de embarazo de Elena, que es redondo, igual que la luna, y se enseña que el resultado es positivo, y Elena llora. Así, aquí hay un salto narrativo que refuerza las dos escenas, porque en la segunda se nos introduce desde un primer momento una información nueva. El espectador participa, tiene que deducir que en esa noche, en la playa, Elena se quedó embarazada.

LA VOZ EN OFF: Es un recurso muy utilizado en el film. Esta voz siempre es la de Lorenzo, que va leyendo fragmentos de su novela y, a la vez, nos explica la historia. Por tanto, es una voz en off narrativa, ya que no se trata de que un personaje explique sus sentimientos, sino que el protagonista nos cuenta directamente partes de la historia. Esto nos acerca más a Lorenzo, hace que nos pongamos en su piel, y veamos el relato desde su punto de vista. 

LOS DIÁLOGOS

Medem no utiliza los diálogos en abundancia, sino que los personajes hablan cuando es estrictamente necesario, y para decir cosas importantes. Ya hemos hablado de la importancia que el director y guionista del film da a la mirada. Es precisamente por eso que hay muchas escenas sin diálogo, donde la fuerza la aportan las imágenes. Medem economiza recursos y muestra lo que quiere a través de las imágenes, tanto como le sea posible.
Cabe decir que el lenguaje empleado por los personajes es interno, ya que todos los personajes tienen una relación íntima, muy cercana, y realmente dicen lo que piensan y sienten. Es un lenguaje muy apropiado al carácter de cada personaje. No se resulta en ningún caso forzado.

OPINIÓN PERSONAL

Seguramente, ya se haya notado que Lucía y el sexo es un film que me gusta mucho. Realmente, no encuentro nada en la última película de Medem que me disguste. Quizás es porque la veo con demasiados buenos ojos.
Después de Los amantes del círculo polar, gran film también, me quedé con las ganas de tener ya en las pantallas a la nueva criatura de Medem. En cuanto se estrenó, fui a verla. Y recé para que esta vez tuviese un final feliz.
Los amantes del círculo polar me había gustado mucho, pero me dejó en la boca ese sabor agrio de la tristeza, esa sensación de acabar de ver una buena película que había acabado mal porque así tenía que ser, pero que era, para mí, demasiado triste. Ana y Otto no podrían continuar amándose, qué dura es la vida, pensé, y qué trágico final decidió Medem, cual destino, para sus protagonistas. Así que empecé a mirar a Lucía con ojos compasivos, suponiendo que lo pasaría muy mal, insinuándole un “¡prepárate!”, y a Lorenzo le admiré, y los envidié por ese gran amor. Entonces, Lorenzo muere. Otra desgracia. Pero la (supuesta) muerte de Lorenzo al final pasó a un segundo plano, Lucía me atrapó, Elena me intrigó, y todo fue rodando. Una historia muy bonita, y un final feliz, pero no empalagoso. Esa vez me fui del cine con una amplia sonrisa y una grata sensación, la que aporta el ver un trabajo bien hecho.
Buen guionista y buen director. Y muy personal. A las historias de Medem, o se las quiere, o no se las entiende, porque yo creo que no se puede “no quererlas”.

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ENLACES/FUENTES:
http://acciondorada.blogspot.com.ar/2010/06/lucia-y-el-sexo-julio-medem-2000.html
http://hd4fun.com/sex-and-lucia-2001-720p-bluray-x264-dts-wiki/
Textos: http://html.rincondelvago.com/lucia-y-el-sexo_julio-medem.html
http://panconpan-pan.blogspot.com.ar/2010/05/formentira.html
http://thepiratebay.se/search/LUCIA/0/3/207
http://thirstyrabbit.blogspot.com.ar/2011/03/paz-vega-others-in-julio-medems-lucia-y.html
http://www.excluzive.net/films/print:page,1,1161249941-lyusiya-i-seks-lucia-y-el-sexo-sex-and-lucia-2001-bdrip-1080p.html
http://www.juliomedem.org/filmografia/lucia.html
Memoria: http://www.juliomedem.org/filmografia/lucia_memoria.html
Elena Anaya from Lucia y el sexo (11/29/2012)

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