El mito del amor imposible entre personas de diferentes castas o
escalas, e incluso razas y especies, ha generado multitud de historias
como ramificaciones del mismo, las cuales nos han llegado a través de la
literatura primero, y a través del cine y la televisión en última
instancia. El ejemplo más conocido lo tenemos en la pareja de amantes de
Romeo y Julieta, de Shakespeare.
Pero si complicamos aún más la relación, podemos llegar hasta el mito de la Bella y la Bestia,
donde las diferencias entre los amantes se hacen aún más patentes y más
difíciles de salvar. Incluso dentro de este mito, han llegado diversas
variaciones hasta nuestros días. Aparte de la historia homónima, cuyo
recuerdo más fresco nos viene de la película de la Disney, también podríamos meter dentro de esta categoría a la historia de El Jorobado de Notre Dame, de Victor Hugo, la cual, curiosamente, también cuenta con una adaptación a cargo de la Disney.
En última instancia, estaría la historia de El Fantasma de la Ópera, en la novela de Gastón Leroux.
La premisa de partida es básicamente la misma: una bella doncella que
cautiva a un ser dejado de lado por la sociedad, pero con el poder
suficiente como para que su musa prospere, aun a costa de que ésta se
aleje de él, haciendo imposible su amor. Entre estas tres historias,
podemos establecer la principal diferencia en el carácter marcadamente
malvado o vengativo del personaje masculino. La Bestia y Quasimodo el Jorobado, encierran bajo su deforme y repulsiva cáscara un corazón noble, unas buenas intenciones. Al Fantasma
sólo le mueve su sed de venganza contra aquéllos que le condenaron al
ostracismo y a la oscuridad, y su afán de ver florecer a su amor
imposible, a toda costa y pasando por encima de quien haga falta, con
funestas consecuencias para todo aquél que ose cruzarse en su camino.
Comenzando por el clásico mudo de 1925 protagonizado por el camaleónico Lon Chaney, varias han sido también las adaptaciones de la historia que hemos podido ver en el cine. En 1968, la Hammer produjo su propia versión de la historia, con el Fantasma encarnado por Herbert Lom. Con el paso del tiempo, actores desde Burt Lancaster a Robert Englund también aportarían su granito de arena. Incluso Dario Argento se atrevería, con desigual fortuna, a ofrecernos su versión del personaje, de manos del inexpresivo Julian Sands.
Y todo eso sin olvidar el exitoso musical de Broadway. Pero la versión
sobre la que nos vamos a centrar aquí fue la que en 1974 rodaría Brian de Palma, "El Fantasma del Paraíso".
Con películas a sus espaldas como las primeras "Carrie", "La Furia", "Vestida para Matar", y las más recientes pero algo más irregulares "Misión Imposible", "Snake Eyes" o "Misión a Marte", Brian de Palma, el director que llegó a ser considerado como el sucesor del maestro del suspense, Hitchcock, es alguien que no deja indiferente al espectador. En "El Fantasma del Paraíso" no se limita a adaptar a los tiempos que corren (o que corrían, en los años 70) el mito del Fantasma de la Ópera, sino que lo entremezcla con el de Fausto,
en su búsqueda de la Eterna Juventud, al tiempo que construye una
historia compleja, con múltiples lecturas, inmersa en el mundo de la
industria discográfica, y todo esto a ritmo de ópera rock. Pueden
hallarse bastante similitudes con otro musical contemporáneo, el "Rocky Horror Picture Show", con el que además comparte la referencia común hacia Frankenstein.
Para ello, se valió del talento de Paul Williams. ¿Que quién es Paul Williams?
Probablemente resulte algo desconocido para el aficionado medio, pero
con seguridad dejará de serlo si nos preguntamos por el que
probablemente sea su tema más conocido, la melodía de la serie "The Love Boat" (que aquí conocimos con el título de "Vacaciones en el Mar").
El bajito compositor no sólo se encargó tanto del score como de todas
las canciones que aparecen en la película, sino que además se reservó un
papel de auténtico lujo en esta historia de amor y terror a partes
iguales, el del pérfido y todopoderoso Swan, capaz tanto de
elevar al paraíso del éxito a un artista de discutible valor como de
hundir en el más triste de los olvidos a un autor de talento, según su
capricho.
«Me gusta la fantasía; Me gusta la ciencia-ficción;
Me gusta crear mundos. Y el rock presentaba la posibilidad de crear un
mundo fantástico completamente nuevo» Brian de Palma
El fantasma del paraíso estaba "condenado" a convertirse en obra de
culto ya desde su estreno, en la noche de Halloween de 1974. Tan sólo
contemplando los cinco primeros minutos, cualquiera puede darse perfecta
cuenta de que no va a ver una película al uso. Es más, hoy en día, más
de 30 años después, pocas películas desde entonces han sido capaces de
ofrecer algo parecido. En ese espectacular comienzo, mientras
contemplamos el sello de "Death Records" (un pájaro muerto que se me
antoja el reverso tenebroso del de "Swan Song", el de Led Zeppelin), una
voz en off nos anuncia lo que vamos a presenciar. Aunque por supuesto
las palabras se quedan cortas, sirven bien para anunciar lo que se
avecina dando ya desde el principio cierta dimensión a la historia.
A continuación vemos a los Juicy Fruits desgranando en directo Goodbye,
Eddie, Goodbye, el primero de los números musicales de la película,
mientras van sucediéndose los títulos de crédito. Al acabar la
actuación, veremos la presentación de los dos personajes principales: A
Swan, una especie de Phil Spector que convierte en oro todo lo que
produce, que aparece como un malvado de opereta; mediante el empleo de
la cámara subjetiva el director nos coloca desde su perspectiva, donde
observamos la mirada temerosa de su esbirro Philbin, que escucha
atentamente las maquinaciones del villano, del que sólo podemos ver sus
guantes blancos, reservándose su rostro para más tarde. Después, llega
Winslow Leach, el héroe de la historia, el que se convertirá en el
fantasma, sentado a su piano mientras el segundo número musical no se
hace esperar.
Efecivamente, la película es un musical, más exactamente un musical de
horror, haciendo caso a una definición del propio director, pero alejado
del género como se le entiende habitualmente, pues a diferencia de
otros musicales, las canciones se integran en la narración permitiendo
que ésta avance de un modo lógico, no siendo, como en otros musicales
(no todos), meros descansos narrativos en los que no ocurre nada con la
historia. Poco importa que las actuaciones sean el centro de atención de
lo narrado o que por momentos pasen a un segundo plano, centrándose la
acción en las conversaciones de los personajes (la del comienzo entre
Swan y Philbin) o simplemente en hechos ajenos al número musical (la
secuencia de la bomba, por ejemplo), lo importante es que los
protagonistas no se ponen a cantar porque sí (como en la mayoría de
musicales; ya sé que es una convención del género, pero qué le voy a
hacer, esas cosas me ponen nervioso y nunca los disfruto como debiera),
sino porque es parte de la historia.
Con un tono paródico (no hay más que ver la captura de Winslow y su
ingreso en prisión, más aún, su imposible huida), de Palma envuelve una
historia que a nivel argumental bebe directamente de El fantasma de la
ópera (no sólo desde el título), tanto de la novela como de cualquiera
de las versiones cinematográficas y de Fausto, desde la cantata
inspirada en la obra que compone Winslow hasta la propia historia de
Swan, que vendió su alma al diablo a cambio de su eterna juventud y su
éxito, y que a su vez hará el papel de Mefistófeles ofreciéndole a
Winslow un trato que no podrá rechazar.
Estéticamente, el director de Carrie (id., 1976) despliega una vez más
un catálogo de recursos que, unidos, son a día de hoy, probablemente la
mejor seña de identidad de su cine. Emplea la pantalla dividida que
tanto le gusta en la secuencia de la bomba, en un homenaje no demasiado
explícito a la secuencia inicial de Sed de mal (Touch of Evil, Orson
Welles, 1958), o al menos no tan explícito como el que le hace a su
admirado Hitchcock, al parafrasear la famosa secuencia de la ducha de
Psicosis, de un modo bastante divertido, ya que no sutil; también la
cámara subjetiva en varias ocasiones como la citada presentación de
Swan, o la incursión del fantasma en Swanage (la mansión del malvado),
que a su vez es un pequeño plano secuencia, de esos con los que también
suele obsequiarnos. Además de un montaje plagado de recursos como las
cortinillas de diseño entre secuencias o la superposición de imágenes
(memorables los relojes con forma de vinilo o viceversa), a la hora de,
por ejemplo, mostrar el transcurso del tiempo mientras Winslow termina
su cantata encerrado en la mazmorra que Swan le reserva.
Siempre digo que me gustan las historias de venganza. Por pobre que sea
el argumento, y este no es precisamente el caso, sólo por el hecho de
narrar una venganza se engrandece la historia. Por supuesto, se puede
fallar en otros puntos, pero este tampoco es el caso. Porque la
venganza, como el amor o el odio, o tal vez porque casi siempre surge de
la conjunción de ambos, es uno de los sentimientos más fuertes que
existen, y se consume ésta o no, si la película consigue transimir ese
deseo, y este sí es el caso, gana muchos puntos a su favor. El fantasma
del paraíso, de todos modos, conjuga todo en su historia, amor,
traición, y la subsiguiente venganza. Y además lo adereza con música,
mucha música: Desde el glam rock que estaba en pleno apogeo en esa
época, el surf y el doo-wop de los cincuenta o el rock más setentero, o
fusionando todos ellos, la banda sonora de Paul Williams (que encarna
además al malvado Swan) es de una excelencia musical que no sólo no
desmerece a la película, sino que contribuye a convertirla en lo que es
hoy en día, sobre todo teniendo en cuenta que la música es uno de los
protagonistas más importantes de la historia. Ella, junto con el
montaje, es el principal motor impulsor del endiablado ritmo que la
mueve. Una vez más nos podríamos remitir a la secuencia inicial o a la
de la captura-ingreso en prisión-fuga de Winslow, que probablemente sea
la más rápida de la historia del cine (a pesar de los seis meses que
transcurren entre uno y otro momento), o al menos la sensación que deja
al espectador. La audición de Phoenix (Jessica Harper, que canta de
maravilla, por cierto) o la actuación de Beef y su banda son también
ejemplos donde la música ejerce como catalizador, tanto si está en
primer plano (la audición) o en segundo plano (cuando el fantasma
prepara su ataque a Beef, mientras éste "canta" con toda su alma).
La combinación de géneros es otra de las bazas que juega a favor de la
película. Una combinación en la que quizá con el predominio del musical
(un musical especial, como hemos dicho) y la comedia, una comedia que, a
pesar de todo, no impide que el final resulte conmovedor, permite la
irrupción del terror y el género fantástico que dimensionan la historia,
completándola, convirtiéndola lo mismo en una caja de sorpresas que en
una bomba de relojería de imprevisibles consecuencias.
Tenemos que sumar a esto un elenco de actores para quitarse el sombrero,
pues están increíbles tanto los secundarios George Memmoli (Philbin) y
Gerrit Graham (Beef), como William Finley (El fantasma). Pero merecen
destacarse Paul Williams en el papel del villano Swan, que imprime la
maldad y la sorna adecuadas a un personaje que parece hecho a su medida,
y sobre todo Jessica Harper (Phoenix), en lo que supuso su
descubrimiento para la gran pantalla. Su interpretación transmite
perfectamente la fragilidad del personaje, que, sin embargo, se muestra
completamente desenvuelto cuando se sube al escenario, logrando
perfectamente la contraposición de ambos caracteres.
El fantasma del paraíso, con un portentoso derroche de imaginación y
fantasía, transporta al espectador a ese mundo fantástico completamente
nuevo del que hablaba De Palma. Un mundo en el que priman la música, el
espectáculo y la aventura. (Sergio Vargas - miradas.net)
Phantom Of The Paradise 1974 720p BluRay x264 EbP [PublicHD]
Uploaded 07-19 2011, Size 7.95 GiB, ULed by DownTYU
ENLACES/FUENTES:
http://elcinefagodelalagunanegra.blogspot.com.ar/2011/01/el-fantasma-del-paraiso-phantom-of.html
http://hawkmenblues.blogspot.com.ar/2012/09/phantom-of-paradise-brian-de-palma-1974.html
http://sacredmonster.com.ar/blog/?p=234
http://www.bsospirit.com/comentarios/potparadise.php
http://www.dvdbeaver.com/film2/DVDReviews48/phantom_of_the_paradise_blu-ray.htm
http://www.filmaffinity.com/es/reviews/1/784254.html
http://www.sssm.com.ar/arlequin/fantasma-paraiso.html
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